miércoles, 23 de enero de 2008

nuevo académico de Bellas Artes de San Fernando

El pintor y escultor Miquel Navarro ha sido elegido académico de número de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Navarro ocupará la vacante dejada por otro escultor, el desaparecido de Juan de Ávalos. La candidatura de Navarro fue presentada por Francisco Calvo Serraller, José Luís Sánchez y Julio López.

Antes del nombramiento, Navarro fue sondeado por la Academia y él aceptó a que su candidatura fuera debatida, votada y finalmente aprobada. "Ingresar como académico en San Fernando es para mí un reconocimiento a mi trayectoria", admitió. Es consciente de que asume "una nueva labor" y lo hace con "muchísima ilusión".

El autor de la Pantera rosa y del Parotet aseguró que estaba recibiendo "numerosas felicitaciones" de amigos, de conocidos y de personalidades del mundo de la cultura. "Me siento muy contento", confesó. Añadió: "Hoy (por ayer) estoy viviendo un día muy intenso y satisfactorio".

Nacido en Mislata (Valencia) en 1945, Navarro es uno de los creadores plásticos españoles con mayor proyección internacional. Su primer exposición en Nueva York se celebró en 1980, y desde entonces es habitual en lo mejores museos y galerías de Europa, América y Asia.

En el acto de ingreso, Navarro defenderá una tesis que aún tiene que preparar. "Trataré de conjugar la obra de un autor europeo (cuyo nombre no quiso desvelar) con mi biografía", explicó. Tiene aproximadamente un año para presentar la tesis, pero él cree que el próximo otoño estará acabada.

Estudió en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Carlos de Valencia y comenzó su carrera como pintor de tendencia expresionista, aunque desde 1972 se dedica casi exclusivamente a la escultura. En esa misma época se dedicó al diseño industrial aplicado a la cerámica. Del barro de sus primeras composiciones pasó pronto a metales como el zinc o el plomo, sin renunciar al vidrio, la piedra, el yeso o maderas de las más diversas texturas y orígenes.

Su obra, concebida y elaborada en el estudio del barrio de la Morería en Mislata al que sigue ligado, está hoy presente en destacadas colecciones y en varios de los museos más conocidos del mundo. Entre ellos, el Guggenheim de Nueva York y de Bilbao; la Fundación Lambert, de Bruselas; el Nacional Centro de Arte Georges Pompidou, de París; el Mie Prefectural Art Museum, en el Japón o el de Arte Contemporáneo de Barcelona.

Miquel Navarro admitió que desconoce el funcionamiento interno de la Academia de San Fernando, pero tiene claro que su cometido será "proponer empresas para sostener el criterio de Bellas Artes de credibilidad y prestigio".

Hace ahora tres años Miquel Navarro hizo una importante donación al Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) que le había dedicado una extensa retrospectiva. Donó más de 500 piezas que permiten recorrer toda su trayectoria. En junio volverá al centro de Guillén de Castro con un trabajo alejado de sus 'ciudades' que consistirá en una composición de figuras de tamaño grande, avanzó.


Ciudades
En los últimos año Navarro ha insistido en unas composiciones que bautizó como 'ciudades' y que son grandes y complejas construcciones geométricas con las que explora las fronteras entre escultura y arquitectura. En estas piezas recurre a esquemas urbanos que desarrolla mediante cientos de piezas de hierro u otros metales. Son montajes en el que el artista casa escalas (lo grande y lo pequeño) con los tiempos (pasado y presente). La primera de estas 'ciudades' data de 1973 y era de barro, mientras que en las últimas ha recurrido a metales como el aluminio o el plomo.

Una de sus obras recientes es un humeante volcán-chimenea elaborado el pasado año con ladrillos refractarios y arena. Destacable es también la pieza de 25 metros de altura -Oteando- que instaló en Torrelavega (Santander). Otras piezas de gran formato -entre los 20 los 45 metros- están en Murcia (Mantis), Vitoria (La Mirada).

También es notable la obra que concibió hace un par de años para la catedral de Burgos. Con un peso superior a los trescientos kilos, es un retablo de dos por tres metros recubierto de pan de oro que se sitúa en el claustro bajo de la catedral y que reinterpreta en su propia clave esta secular pieza del arte eclesiástico. Su retablo combina el dorado del pan de oro con el color azul y es un relieve escultórico, figurativo y esquemáticos que quiere casar espiritualidad y poesía.

Miquel Navarro está en posesión de diversos premios, entre ellos el Nacional de Artes Plásticas (1986) el Alfons Roig de la Diputación de Valencia (1987), el Premio CEOE a las Artes (1990), el Nacional de la Asociación de Críticos de Arte (AECA) ARCO 95 o Valenciano para el siglo XXI, que otorga LAS PROVINCIAS (2001), el del Mérito Cultural de la Generalitat.

Respecto al futuro, tiene muchos proyectos: una fuente para la Exposición de Zaragoza y exposiciones en China, Vietnam, Tailandia y Corea. Sobre la mesa, además, hay una propuesta de exposición para Pekín, coincidiendo con la Olimpiada. El escultor comienza el año con numerosos compromisos laborales.

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