viernes, 8 de febrero de 2008

Almería se conmueve

El escultor almeriense, Pedro Gilabert, muere a los 92 años

Almería se conmueve por la muerte de su entrañable escultor

A sus 92 años, el pasado miércoles el tío Perico se despidió para siempre de su querida Almería. Sabía que el viaje que iniciaba no sería como los anteriores, porque ya no podría volver a contemplar su barriada de Los Huevanillas ni pasear por el Arroyo Aceituno, pequeña pedanía de la localidad de Arboledas. Hombre luchador donde los haya, conoció el exilio, la cárcel y los campos de concentración.

G.Q.

Almería fue para él todo. La tierra que le vio nacer, la que le acogió tras abandonarla, la que le proporcionó inspiración, la que le brindó la fama y la que finalmente le supo decir adiós.

Su excitante vida
Siguiendo el ejemplo de sus padres, desde pequeño se dedicó a las labores propias de la agricultura y la ganadería, y a la edad de 15 años abandonó su tierra en busca de un designio mejor. Pero la suerte le jugó en algunas ocasiones malas pasadas. Vivió en Madrid y Gerona donde trabajó como obrero de la construcción, participó en la Guerra Civil y estuvo preso en los campos de concentración nazi. Para salvarse de las dictaduras de mitad de siglo, tuvo que emigrar a Argentina y a Francia.

El ansiado regreso
Sintiendo añoranza de su tierra, regresó a Arroyo Aceituno, donde a los 63 años comienza su obra escultórica. Una obra en la que la madera de olivo toma protagonismo. Al principio los medios eran escasos o nulos, sólo se servía de sencillas herramientas de bricolage y su pequeño corral lo fue convirtiendo poco a poco en su lugar de trabajo, y la parte baja de su vivienda en un improvisado museo.

Su trayectoria profesional
Su obra caracterizada por la pasión, la ingenuidad, el primitivismo, la rigidez de las figuras, la expresividad de los rostros y ciertos aires precolombinos versa sobre temas tan profundos como la religión o la sexualidad, o tan mundanos como episodios del día a día. Su estilo se enmarca dentro del naif y sus esculturas se pueden contemplar en el museo Pedro Gilabert de Arboleas. Su carrera ha estado marcada por numerosos reconocimientos y premios. En el año 1989 le concedieron la medalla de plata de Andalucía y crearon el certamen de artes plásticas que lleva su nombre. Hijo predilecto de Arboleas para siempre llevará consigo el recuerdo de la tierra que le hizo feliz, su querida Almería.

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