viernes, 22 de febrero de 2008

La cara y la cruz de la arquitectura

La cara y la cruz de la arquitectura pública en la comarca
Unas obras destacan por su originalidad, pero otras necesitan muchas mejoras

Autor:
L. López
Fecha de publicación:
22/2/2008
Los edificios públicos forman parte del paisaje urbano que a diario recorren los ciudadanos. Esta arquitectura refleja la creatividad de una época, los cambios sociales y conforman un entorno más o menos acogedor. La estética y la funcionalidad son dos aspectos importantes en esta arquitectura, aunque en el primer criterio es difícil poner a todos de acuerdo.
Hay edificios de una belleza prácticamente indiscutible, aunque cada uno tiene sus favoritos. Algunos de ellos han recibido ya varios premios de arquitectura. Es el caso de la piscina de A Laracha, una construcción de hormigón, madera y vidrio, que se integra de forma original en el espacio combinando volúmenes y formas. Los arquitectos de esta obra son Cristóbal Crespo, Carlos Quintáns y Antonio Raya de Blas, que recibieron el prestigioso premio Galán de Arquitectura por este moderno edificio.
El Pazo da Cultura, de Carballo, es otro de los ejemplos de edificios modernos más preciados estéticamente. La casa consistorial de Zas es otra obra bonita y cuidada, o la casa de cultura de Olveira, en Dumbría. También el ayuntamiento de Corcubión, una antigua casa indiana de 1924 que sigue la tipología de las instituciones escolares de la época.
La arquitecta Sisa Méndez opina que a la hora de valorar un edificio público, además de la estética, es muy importante la funcionalidad. «El centro de salud de Carballo, por ejemplo, es muy incómodo para los usuarios, con una entrada directa a la cola de espera», asegura. Su edificio favorito es «la biblioteca de Carballo, con un proyecto de ampliación que me parece muy bonito e interesante. También me gusta la casa consistorial de Ponteceso. Está bien conservada y su ampliación ha sido muy respetuosa», indicó. Sin embargo, «el ayuntamiento de Carballo es una construcción fea, que ni siquiera es cómoda», asegura. Esta obra responde a la estética de los años setenta, «una época que no fue muy afortunada en cuanto a modas. Sin embargo, ahora estamos viviendo una época en que la arquitectura entró en valor y los ciudadanos están mucho más sensibilizados con la conservación y el cuidado de las construcciones», indicó.
Entre los edificios menos estéticos estaría la casa consistorial de Cerceda o la de Cabana. También se incluye en este grupo la cámara agraria de Carballo, un edificio que además está abandonado.
La arquitectura también es un universo plagado de polémicas. Un ejemplo conocido es el cementerio de Fisterra, del arquitecto César Portela, también autor del Faro de Punta Nariga, en Malpica. Los expertos lo consideran una obra de arte, pero la mayoría de los vecinos no opina lo mismo. «Como escultura arquitectónica es preciosa. Pero aquí tenemos una cultura del enterramiento muy asumida, y lo rompedor no está aceptado en esta esfera», explica Méndez.

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