martes, 5 de febrero de 2008

Modigliani y su tiempo


Modigliani fue un artista abierto a los principales movimientos de la vanguardia parisiense anterior a la Primera Guerra Mundial pero, a su vez, se mantuvo siempre independiente de todos ellos; contemplar su obra junto a la de todos estos artistas -tanto grandes nombres de la historia del arte, como otros menos conocidos u olvidados, pero que fueron también protagonistas del arte europeo de comienzos del siglo XX-, permitirá valorarla en su justa medida. Sus inconfundibles retratos, desnudos, esculturas, dibujos e, incluso, paisajes, expuestos junto a escogidos ejemplos de artistas como Gauguin, Cézanne, Picasso, Brancusi o Derain, permitirán no sólo mostrar influencias, descubrir similitudes o destacar paralelismos, sino también presentarla al público con una luz nueva, en el entorno en el que fue creada, y poner de manifiesto su fuerte personalidad, sofisticada y elegante, fruto de una síntesis en la que se han individualizado fuentes tan diversas como la escultura negra o la arcaica griega, el cubismo o el fauvismo, la pintura sienesa del Trecento o la obra de El Greco.


La exposición está estructurada en dos grandes secciones correspondientes a la relación de Modigliani con sus maestros, que podrá contemplarse en las salas del Museo Thyssen-Bornemisza, y con sus amigos, que se mostrará en la sede de la Fundación Caja Madrid, al tiempo que sigue también un discurso cronológico:


MUSEO THYSSEN-BORNEMISZA:


Las grandes retrospectivas


Un año después de su llegada a París, Modigliani expone siete de sus obras en el Salon d'Automne de 1907, en el Grand Palais. Las grandes retrospectivas del París de esa época, como las dedicadas a Gauguin (1906) y Cézanne (1907) en el mismo Salón de Otoño, o las de Toulouse-Lautrec (1908) y, de nuevo, Cézanne (1910) en la Galerie Bernheim-Jeune, tuvieron una influencia decisiva en la formación plástica del joven Modigliani; al igual que la obra temprana de Picasso, que pudo conocer en sus visitas a las galerías de Ambroise Vollard y Clovis Sagot.


Una lección de escultura


Desde su llegada a París, Modigliani alberga el deseo de ser escultor; él mismo referiría en más de una ocasión a sus amigos que su dedicación a la pintura era meramente "alimenticia", a la espera de poder desarrollar su verdadera vocación. Ésta vendría de la mano del descubrimiento del Arte Negro y de su amistad con Constantin Brancusi, quien le alentó a emprender la talla directa en piedra dejando atrás los remanentes tardo-románticos de su producción temprana. Aunque su paso por la escultura fue breve, sus vínculos con artistas como Brancusi o André Derain iluminarán toda su obra posterior.


Retratos I


Fue la tuberculosis lo que impidió a Modigliani proseguir con su carrera de escultor. Ensaya entonces a liberar su paleta siguiendo el ejemplo de artistas como Derain o Picasso. Desde 1915 se dedica al género del retrato como principal medio de subsistencia y de acercamiento a la realidad multicultural de Montparnasse. Aún cuando evidencian cierta proximidad con el cubismo -movimiento al que el artista italiano fue adscrito en más de una ocasión tras su participación en la sala cubista del Salon d'Automne de 1912-, sus retratos de esos años (1915-1916) son marcadamente independientes, nutridos por su propia experiencia como escultor. A medio camino entre esta época y su etapa ya plenamente madura, destacan los retratos de Anna Zborowska, mujer de su marchante y amigo Léopold Zborowski.


Desnudos I


Los grandes desnudos de Amedeo Modigliani datan de 1917 y fueron pintados en el apartamento de Zborowski en la Rue Joseph Bara. Con ellos el pintor italiano se suma a la gran tradición del desnudo recostado iniciada por Giorgione en el siglo XVI, sin renunciar a un lenguaje plenamente moderno. Así lo evidencia el aplanamiento de las figuras femeninas, el empleo de un punto de vista inusualmente cercano, casi de primer plano fotográfico, y el protagonismo conferido a la línea como elemento expresivo. La conjunción de todos estos factores hace de sus desnudos recostados un auténtico icono del arte moderno.


FUNDACIÓN CAJA MADRID:


Retratos II


Entre 1917 y 1918 Modigliani pintó a mecenas y amigos, hasta llegar a conformar una verdadera galería de retratos del Montparnasse de los años 1910. Durante su estancia en Cagnes y en Niza -entre 1918 y 1919-, también posaron para él campesinos y jóvenes trabajadoras que se vieron dignificados en su obra. Algunos de los artistas a los que Modigliani retrató en los últimos años de su vida dedicaron igualmente buena parte de su producción a este género; tal es el caso de Moïse Kisling, Chaïm Soutine y Jules Pascin, principalmente.


Desnudos II


Siguiendo el ejemplo de Botticelli, Modigliani llevó a cabo también desnudos erguidos. Otros artistas de su entorno que compartieron con él el interés por el desnudo fueron Kees van Dongen, Marc Chagall, Moïse Kisling, Tsuguharu Foujita, Jules Pascin, Suzanne Valadon, Wilhelm Lehmbruck, Jacques Lipchitz, Ossip Zadkine y Chana Orloff.


Paisajes


Durante su estancia en Niza, la escasez de modelos llevó a Modigliani a emprender varios paisajes. Se trata de obras de perfil arquitectónico, a la manera de Cézanne, Braque o Derain, aunque dotadas de un componente melancólico nuevo. Pese a no ser un género muy frecuentado por el artista italiano, sí tuvo una notable importancia en artistas próximos a él, como Marc Chagall, Chaïm Soutine, Maurice Utrillo, Manuel Ortiz de Zárate y Léopold Survage.


Dibujos


El dibujo constituyó una constante fuente de experimentación para Modigliani y el sustrato de muchos de sus logros pictóricos. Es esta sala se presentan retratos de conocidos y amigos -como Ossip Zadkine- en diálogo con esculturas del propio Zadkine y de Henri Laurens.


Documentos gráficos


La exposición se cierra con una sala dedicada a fotografías de Modigliani y de aquellos que le rodearon, que ayudarán al espectador a completar su acercamiento a la figura del artista italiano.


MODIGLIANI


Amedeo Modigliani nació en Livorno el 12 de julio de 1884. Las pleuresías que sufrió en 1895 y 1898 y la tuberculosis que contrajo en 1901 marcarían el rumbo de una existencia corta y plagada de enfermedades. En 1902 se inscribió en la "Escuela Libre del Desnudo" de Florencia, donde asistió a las clases de Fattori, y en 1903 ingresó en el Instituto de Bellas Artes de Venecia. En 1906 se trasladó a París, instalándose en Montmartre. Allí conoció la pintura fauve y asistió al nacimiento del cubismo, al tiempo que exponía sus obras en los Salones de Otoño y de los Independientes. En 1909, y ya viviendo en Montparnasse, conoció a Brancusi. Entre ese año y 1915 se dedicaría fundamentalmente a la escultura, aunque sin dejar totalmente de pintar. Su única exposición individual tuvo lugar en diciembre de 1917, en la Galería Berthe Weill. En 1914 había conocido a Beatrice Hastings y Paul Guillaume, quien le ayudó económicamente y fue su marchante durante un par de años. Ligado sentimentalmente a Jeanne Hébuterne desde comienzos de 1917, vivió con ella entre abril de 1918 y mayo de 1919 en la Costa Azul. Murió en París el 24 de enero de 1920. Dos días después se suicidaría Jeanne, su compañera y modelo

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