domingo, 3 de febrero de 2008

Otero aborda el papel de la literatura en la tauromaquia

Nuevamente el Duende, en esta ocasión disfrazado de poeta, pasó por la Peña Taurina Palentina para hablarnos de La importancia de los toros en la literatura.

Con este atrevido título, Alfredo Otero ha logrado mantener en vilo a la nutrida concurrencia que poblaba las gradas del recinto y que se deleitó con el desarrollo de la charla, empezando por la influencia que con el paso del tiempo han tenido los toros en todas las facetas de la vida cotidiana, así como en todo tipo de manifestación cultural.

La literatura no iba ser ajena e irrumpe de forma patente en la poesía y la novela, discurriendo desde los temas mas populares como la canción popular y satírica a la mas culta, cuya muestra es patente poniéndose de manifiesto en el mas puro Barroco del siglo XVII, hasta pasar por una pléyade de autores importantes de los primeros cincuenta años del siglo XX. La presencia en la poesía lírica tiene una manifestación tardía; pues este género solo glorificaba la muerte, después el amor y por último los toros.

Dedicaron tiempo a este tema, notables autores de las generaciones del 27 y 36, destacando de manera especial, entre otros, Federico García Lorca.

La poesía según Alfredo Otero «se escribe; no solo para ser leída sino para ser recitada y esa tarea resulta bastante complicada».

En el transcurso de la intervención, se pudo disfrutar de un nutrido número de fragmentos poéticos que interpretó y declamó con inusitado sentimiento y dominio.

Más tarde se hizo una pregunta clásica de todas las épocas, relacionada con el mundo del toro y dentro de ese contexto no es ajena la poesía taurina: «¿Decae la poesía taurina en los tiempos actuales?».

Su pensamiento es afirmativo y reflexiona la aseveración enumerando una serie de factores que considera causantes de dicha situación:

-El tema deja de ser del gusto de los poetas, al considerarlo arcaico e inculto.(No conocen la fiesta).

-Los medios actuales mayoritariamente no colaboran por escasez de audiencia y patrocinadores.

-Excesiva tecnificación en el tema, produciendo mínimas sensaciones (falta de Duende poético).

-Escasos e insuficientes foros con adecuación al tema.

Como solución propuso que las asociaciones, círculos y peñas taurinas a través de sus manifestaciones culturales propongan medidas para potenciar dicho género.

Un nutrido y caluroso aplauso selló tan interesante intervención, que concluyó con la lectura y declamación de un tema de su propiedad.

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