viernes, 8 de febrero de 2008

Palahniuk se pasa a la ciencia-ficción

Literatura de choque
Palahniuk se pasa a la ciencia-ficción a través de un antihéroe pantagruélico

08.02.08 - JUAN FRANCISCO FERRÉ
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BASTA con ver a Chuck Palahniuk en una de sus intervenciones públicas (ya sea en directo o a través de YouTube) para comprender que se trata de un gran humorista 'negro'. Un humorista terminal. A diferencia de Houellebecq, su equivalente europeo, Palahniuk exhibe un humor truculento y transgresor, inscribiéndose en la tradición del horror cómico y la crueldad moral. Lo más curioso es que Palahniuk no sería quien es si no estuviera reinventando, sin saberlo, a Rabelais y a Sade, maestros del sarcasmo filosófico disfrazado de vulgaridad novelesca.

Lo más curioso de todo, sin embargo, es que en 'Rant' Palahniuk se ha superado a sí mismo, rebasando los límites que sus novelas anteriores ya establecían. Digamos que Palahniuk ha sabido reciclarse para ofrecer una hipérbole de su método, una extrapolación radical de sus temas y la quintaesencia de su estilo. Para lograr todo esto, no obstante, ha tenido que alterar sustancialmente el formato tanto como el género de la novela.

Técnica documental

La historia de Buster Casey (alias 'Rant') se reconstruye con fingida técnica documental y una multitudinaria galería de narradores que componen un dispositivo oral fragmentario. Un mosaico de testimonios póstumos que configuran el retrato parcial de un ángel exterminador guiado por un proyecto patológico. Uno de sus mayores aciertos reside, precisamente, en la creación de este antihéroe 'pantagruélico' que mantiene relaciones privilegiadas desde la infancia con toda clase de alimañas venenosas y es portador de una variedad virulenta de la rabia que pretende extender por todo el país como medio de exaltar la animalidad sensorial anestesiada por el consumo. La secta de freaks que rodea a 'Rant' tampoco tiene desperdicio: desde la familia palurda hasta los lunáticos monstruosos, conductores marginales y experimentadores mentales con que traba contacto en sus múltiples aventuras, incluida la ex prostituta tullida con la que vive una esperpéntica historia de amor.

Por si fuera poco, con esta biografía grotesca de un héroe 'trash' Palahniuk se adentra por primera vez en el territorio estético de la ciencia-ficción, la distopía urbana y la fantasía apocalíptica, por no hablar del sorprendente bucle temporal que clausura la fantástica trama. En este sentido, la América descrita representa el paroxismo caricaturesco de la sociedad capitalista: un mundo represivo donde todo cambia continuamente sin que cambie lo esencial, donde la simulación, la seguridad y el control se han apropiado hasta tal punto de los modos de vida que sus habitantes necesitan inventar ceremonias violentas para sentirse vivos.

No es casual que Palahniuk rinda homenaje al maestro Ballard (y a su novela más famosa, 'Crash') al colocar las 'choquejuergas' ('Party Crashing', en el original) en el núcleo traumático de la acción de 'Rant': una diversión sadomasoquista que aúna perversamente el festejo nupcial y el choque automovilístico. En un país donde la tasa anual de mortalidad al volante asciende a cuarenta y tres mil víctimas, este peligroso deporte colectivo supone para sus practicantes una oportunidad catártica de intensificar las relaciones con la realidad, destruir coches y conjurar el miedo a la muerte.

Paralelo a la realidad

Otra de las grandes invenciones de Palahniuk en esta inventiva novela son las 'cúspides alucinadas'. En el mundo de la ficción, una dimensión paralela al mundo real, o una versión distorsionada de la información sobre ese mundo tomado por real, todos sus habitantes portan desde muy pronto unos puertos acoplados a la nuca por los que pueden cargar o descargar vivencias propias y ajenas. Este consumo adictivo de imágenes mentales ha superado al cine y a la televisión, tan censurados que los más inquietos los encuentran un espectáculo anodino, e incluso a las drogas, ya que la experiencia virtual que proporcionan al usuario es de un realismo tan extremo que sustituye a la realidad convencional y a sus consabidas imitaciones. En cierto modo, la vívida prosa de 'Rant' trata de remedar los efectos alucinógenos producidos por esa tecnología aplicada a la realidad individual.

Todo esto sirve para demostrar que Palahniuk, como visionario de nuestro tiempo y nuestra cultura, va a más en cada nueva novela. Ya se anuncia para mayo la edición de la próxima, 'Snuff'. Sobre la pornografía. Promete ser explosiva.

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